Quien puede resistirse a una siesta luego de almorzar, cuando nuestros ojos parecen pesados, comenzamos a bostezar y pareciera que nuestro cerebrito no responde con tanta rapidez a las actividades que hacemos, cuando tenemos que pensar.
Cuantas veces uno tiene que disimular en el trabajo, que tiene mucho sueño después de almorzar…
Lo cierto, es que a través de un estudio científico, con pruebas que realizaron con voluntarios, muestra que una siesta de más de hora y media puede mejorar el rendimiento cerebral hasta un 20%. No solo es bueno dormir para consolidar lo aprendido, aseguran los autores, este estudio demuestra que también necesitamos dormir antes de aprender.
Y que razón que hay en esto, las veces que he tratado de memorizar algo, o comprender y analizar algún texto teniendo sueño, y es tan dificultoso, que es mejor dormir aunque sea media hora, para luego seguir estudiando.
Que los pequeños periodos de sueño son buenos para consolidar la memoria es algo que está comprobado hace tiempo. De alguna manera, dicen los neurocientíficos, nuestro cerebro aprovecha la actividad del sueño para consolidar nuestros recuerdos en el hipocampo y que al despertar hayan quedado incorporados a nuestro sistema. Pero el trabajo que ha presentado hace unos días Axel Mecklinger, de la Universidad del Sarre, en Alemania, ofrece una nueva sorpresa; y resulta que dormir antes de aprender algo es igual de beneficioso y mejora el rendimiento de nuestro cerebro de manera espectacular.
Para su estudio, publicado en la revista Neurobiology of Learning and Memory, los científicos contaron con la participación de 44 voluntarios (27 mujeres y 17 hombres) a los que sometieron a diversas pruebas. La primera fue memorizar 100 caras y nombres y comprobar qué tasa de acierto tenían y a continuación se les dividió en dos grupos. Al primero se les dejó viendo una película en DVD y al segundo se les pidió que se echaran una siesta de 1 hora y 40 minutos en las instalaciones del laboratorio mientras medían su actividad cerebral. Al terminar, ambos grupos fueron sometidos a una nueva prueba de memorización de caras y nombres, pero esta vez los resultados fueron muy diferentes.
El primer descubrimiento interesante, tal y como relatan en Livescience, es que la capacidad de memorizar va disminuyendo a lo largo del día en las personas que no se echan una siesta. Los voluntarios que no durmieron tuvieron resultados un 12% peores en las pruebas de por la tarde respecto a la mañana. Los que habían dormido, sin embargo, no solo no empeoraron sus resultados sino que los mejoraron: sus respuestas contenían un 10% más de aciertos tras la siesta que en las pruebas matinales. Sumando las diferencias, resumen los autores del estudio, el rendimiento de los que se echaron la siesta fue un 20% superior.
Cuantas veces uno tiene que disimular en el trabajo, que tiene mucho sueño después de almorzar…
Lo cierto, es que a través de un estudio científico, con pruebas que realizaron con voluntarios, muestra que una siesta de más de hora y media puede mejorar el rendimiento cerebral hasta un 20%. No solo es bueno dormir para consolidar lo aprendido, aseguran los autores, este estudio demuestra que también necesitamos dormir antes de aprender.
Y que razón que hay en esto, las veces que he tratado de memorizar algo, o comprender y analizar algún texto teniendo sueño, y es tan dificultoso, que es mejor dormir aunque sea media hora, para luego seguir estudiando.
Que los pequeños periodos de sueño son buenos para consolidar la memoria es algo que está comprobado hace tiempo. De alguna manera, dicen los neurocientíficos, nuestro cerebro aprovecha la actividad del sueño para consolidar nuestros recuerdos en el hipocampo y que al despertar hayan quedado incorporados a nuestro sistema. Pero el trabajo que ha presentado hace unos días Axel Mecklinger, de la Universidad del Sarre, en Alemania, ofrece una nueva sorpresa; y resulta que dormir antes de aprender algo es igual de beneficioso y mejora el rendimiento de nuestro cerebro de manera espectacular.
Para su estudio, publicado en la revista Neurobiology of Learning and Memory, los científicos contaron con la participación de 44 voluntarios (27 mujeres y 17 hombres) a los que sometieron a diversas pruebas. La primera fue memorizar 100 caras y nombres y comprobar qué tasa de acierto tenían y a continuación se les dividió en dos grupos. Al primero se les dejó viendo una película en DVD y al segundo se les pidió que se echaran una siesta de 1 hora y 40 minutos en las instalaciones del laboratorio mientras medían su actividad cerebral. Al terminar, ambos grupos fueron sometidos a una nueva prueba de memorización de caras y nombres, pero esta vez los resultados fueron muy diferentes.
El primer descubrimiento interesante, tal y como relatan en Livescience, es que la capacidad de memorizar va disminuyendo a lo largo del día en las personas que no se echan una siesta. Los voluntarios que no durmieron tuvieron resultados un 12% peores en las pruebas de por la tarde respecto a la mañana. Los que habían dormido, sin embargo, no solo no empeoraron sus resultados sino que los mejoraron: sus respuestas contenían un 10% más de aciertos tras la siesta que en las pruebas matinales. Sumando las diferencias, resumen los autores del estudio, el rendimiento de los que se echaron la siesta fue un 20% superior.